Hace algunos años tres distinguidos y reputados escritores o por lo menos reconocidos como intelectuales de valía, trataron el tema de las visiones y concepciones políticas existentes en nuestros países con crudeza y sin escatimar epítetos el “Manual del perfecto Idiota Latinoamericano” escrito por: Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa intentó utilizando los argumentos de la lógica y la ciencia política exorcizar los demonios que no permiten salir del atolladero social, político y económico a los pueblos latinoamericanos.
Intentaron generar a partir del razonamiento, del contraste de ideas y experiencias históricas, develar las debilidades intrínsecas que sustentan ideológicamente una propuesta dominante en nuestros países, quisieron estimular un debate que propiciara la superación dialéctica de las mismas, enriquecer la discusión, transformándola en instrumentos de cambios posibles, duraderos y eficientes. Procuraron, tal vez con poco éxito a partir de los resultados actuales, excomulgar a los referentes históricos que anclan nuestras posibilidades de desarrollo.
Qué fallo en su argumentación y retórica para develar que el Rey está desnudo. El Muro de Berlín se cayó, fue derribado alegremente por una población largamente subyugada. El régimen comunista colapso, la propuesta totalitaria, estatista, Leninista, Estalinista, Maoísta, fue revisada y modificada en los propios países de origen de ellas, el socialismo occidental se reinventó y reformuló como consecuencia de este hecho. La crisis fue tan profunda que afectó tanto a los partidos comunistas, socialistas como a los socialdemócratas y socialcristianos, propiciando un vació que numerosos intelectuales y políticos vinculados a estas ideas intentaron corregir, redimensionar el marco teórico de dichas propuestas, para algunos con poco éxito y brillo.
Sin embargo a pesar de la contundencia de los hechos históricos acontecidos, versiones edulcoradas e incluso más atrasadas de las ideas y propuestas de la revolución bolchevique están vivitas y coleando en nuestros países, ganando abrumadoramente procesos electorales, legitimándose democráticamente. En consecuencia hay que procurar analizar, conceptuar correctamente dicha realidad política, estudiar el fenómeno para encontrarle la explicación y correcciones adecuadas y lo más importante generar respuestas económicas, políticas y sociales capaces de combatir con éxito dichas ideas y propuestas políticas, que inhiban el renacimiento de ellas cual Ave fénix.
Obviamente, el análisis y la discusión tienen que ir acompañadas de una practica política correcta, coherente, que tome en cuenta dicha realidad, que reconozca a los otros, que posibilite con su acción cambios cualitativos y cuantitativos del espectro social que caracteriza nuestros pueblos, que minimice el caldo de cultivo donde se multiplican dichas ideas, que convierta el militarismo, el cesarismo democrático, el gendarme necesario, la tentación totalitaria, en un ingrato recuerdo. Qué las acciones y la discusión imposibiliten de nuevo el surgimiento y desarrollo del caudillismo, del mesianismo político.
Por supuesto un esfuerzo de está naturaleza necesita tiempo, inteligencia y esfuerzo, requiere de la capacidad de combatir y corregir nuestras propias conductas, de internalizar las ideas que proponemos, de actuar en correspondencia con ellas, de combatir en todos los escenarios posibles los errores cometidos por nosotros –la oposición democrática- (asumiendo errores y conductas de las cuales probablemente nada tuvimos que ver) en años de malas, ineficientes y corruptas gestiones publicas. De redimensionar el papel de las universidades, la educación y la empresa privada. Estas ideas, estos nuevos Mesías nacieron del fracaso de las propuestas políticas dominantes en América Latina. Chávez es consecuencia del fracaso, desmoronamiento y deslegitimación de los partidos Ad y COPEI, más por los errores del pasado que por los aciertos del presente.
Está reflexión esta implícita igualmente en la calidad del debate que debemos dar. Sorprende por lo vacuo, lo intrascendente, lo banal, lo anecdótico de las propuestas temáticas existentes en la red, se trata en la mayoría de los casos de descalificar, insultar, vejar al contrario, no efectúan propuestas en positivo, no se autocrítican, da sus visiones, percepciones, pseudo razonamientos como los únicos validos y posibles, se niega a analizar su practica social y política, a aprender de sus errores. Pero fundamentalmente dirige la daga de sus insultos al que estando del lado de las fuerzas, posturas democráticas que no coinciden con sus enfebrecidas y disociadas ideas.
Está suficientemente claro que la resolución de tan difícil situación implica atravesar el desierto, hundir los pies en el fango, transitar con el pañuelo en la nariz buena parte del recorrido, hacer el viaje con compañeros de dudosa calidad y cualidad, juntos pero no revueltos. Pero sumergirse en el barro no significa necesariamente enlodar las ideas, propiciar la putrefacción de los principios y valores que nos permitirán superar con esperanza u relativo éxito tan tortuoso camino.
Corresponde igualmente enterrar nuestros propios muertos, exorcizar nuestros particulares fantasmas, actuar en consecuencia con las ideas y principios que decimos compartir y fundamentalmente ser acerado en la critica a las conductas y practicas políticas que hicieron y hacen posible el resurgir permanente de estos atavíos (atrasos) históricos.
Hay que aligerar la carga que el camino es largo. Hay que predicar con el ejemplo, desechar las ilusiones, despreciar los atajos, organizarnos, trabajar y construir los necesarios y nuevos consensos que nos permitan arribar a buen puerto más temprano que tarde, son tiempos tormentosos y el puerto está plegado de arrecifes. Pero, especialmente hay que dotarnos de una nueva mayoría, hay que convencer para luego vencer.
“Tienen la mayoría, pero afortunadamente no la razón”.
Ángel Cacique. Caracas 19 -12 – 2006
No hay comentarios.:
Publicar un comentario