lunes, octubre 26, 2009
Entre las comunidades de las parroquias Sucre y 23 de Enero hay un espíritu guerrerista que no cede. Y aunque la lucha emprendida hace más de dos décadas por la creación del Municipio Autónomo Catia no ha cosechado frutos, la voluntad es la regla de oro en esta historia que merece justicia y atención de quienes afirman que "ahora manda el pueblo". En anteriores entregas nos hemos referido al clamor espontáneo que crece en Catia, más allá de banderas políticas, identificados como estamos con los argumentos de sus líderes, y la búsqueda de espacios, mecanismos de participación y reivindicación posibles de lograr con la municipalización.
Una vez más se agrede el intelecto de los caraqueños y se desconoce la voluntad popular que el 23 de noviembre de 2008 eligió a sus representantes y el modelo de gobierno establecido en la Constitución y las leyes. La Ley de Régimen Municipal a Dos Niveles del Área Metropolitana, el último texto inconstitucional destinado a manejar discrecionalmente a la capital y a desdeñar las demandas ciudadanas, no hace referencia registra al sagrado derecho de las comunidades a autogestionarse. No son sólo los catienses que buscan emanciparse. También existen expectativas hacia la conformación de otros ejes urbanos en unidades locales autónomas: El Junquito-El Junko, La Vega-Montalbán-El Paraíso, El Valle-Coche-San Pedro y El Recreo-Candelaria-San José-San Bernardino.
La Ley de Régimen Municipal a Dos Niveles del Área Metropolitana fue aprobada para controlar el poder y ponerle la mano al presupuesto, atribuciones y competencias del alcalde metropolitano electo con el 52% de aceptación. Ni el alcalde del municipio Libertador, ni el gobierno del Distrito Capital tienen la capacidad para atender con calidad a 2.085.488 personas distribuidas en 22 parroquias que continuarán en la más completa indefensión, y Caracas en el caos que agobia. El exceso de densidad de población deteriora la vida urbana y alimenta la pobreza, y Catia tiene una de las más altas en Caracas, como El Valle y Caricuao.
Proponen la integración de las parroquias 23 de Enero y Sucre, más las zonas de Manicomio y Lídice, de la parroquia La Pastora, y una parte de El Junquito, hasta el kilómetro 12. En estos sectores habitan cerca de 700.000 personas, pero el grueso de la población está en Catia donde viven 481.730 venezolanos. De ellos 344.000 son electores, cuyo peso no tiene respeto ni consideración. Por el contrario, la Alcaldía de Libertador retiró las pancartas de la campaña vecinal que estampaban el lema: "Llegó la hora, Catia municipio". Crece el pánico en el alto poder acostumbrado a centralizar frente a la municipalización.
Unidos, los catienses han logrado conquistas colectivas: la construcción del Parque del Oeste, la eliminación del Retén de Catia, la clausura del basurero de Ojo de Agua, y la Universidad del Oeste. Ahora llevarán a la Asamblea Nacional el proyecto de ley que convierta a Catia en municipio de acuerdo con el Art. 204 de la Carta Magna, y las 17 mil firmas que lo sustentarán. Hay mucho por hacer. Un 30% del territorio de Catia está disponible para construir viviendas, a la luz de un plan propio de ordenación urbanística, en cuyo diseño trabajan, como en las perspectivas de desarrollo económico y social. Es indispensable aglutinar más voluntades a las redes sociales activas, incluyendo a los consejos comunales, la Academia y a toda organización o ser humano sensible.
gerardohd@gmail.com
http://www.eluniversal.com/2009/10/26/opi_art_catia:-la-voluntad-e_26A2943451.shtml
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